COMER, SUDAR Y COGER

COMER, SUDAR Y COGER

El verano despierta el cuerpo, pero también el apetito sexual. El calor, la piel al aire y los días largos activan nuestras ganas de tocarnos, de olernos, de probar. Y sí, lo que comemos también puede excitar. Hay alimentos frescos, sensuales y cargados de energía sexual que, sin fórmulas mágicas, potencian el deseo y el rendimiento.

Las frutas jugosas son puro erotismo natural. La sandía, por ejemplo, es rica en citrulina, un aminoácido que mejora la circulación y puede ayudar a mantener erecciones más firmes. El mango, el durazno o la piña tienen texturas carnosas, dulces, que invitan a ser lamidas, mordidas, compartidas con la boca. Comerlas entre hombres puede ser un acto de seducción en sí mismo.

Los mariscos, si te gustan, son aliados del placer. Ostras, camarones, mejillones… son ricos en zinc, un mineral clave para la producción de testosterona. Pero más allá de lo químico, hay algo profundamente erótico en comer con las manos, en chupar con los dedos, en saborear con ganas. Un ceviche frío, bien sazonado, puede ser tan provocador como una buena mamada.

Los frutos secos y las semillas activan la energía sexual desde adentro. Almendras, nueces, semillas de calabaza o chía aportan grasas saludables y minerales que alimentan el cuerpo y la libido. Son perfectos para una merienda previa al sexo, cuando queremos estar livianos, pero encendidos.

Beber también puede ser parte del juego. El té de jengibre con menta refresca, estimula la circulación y activa el cuerpo. Un vino blanco bien frío o una copa de espumante, tomada lento, con los ojos puestos en otro hombre, puede ser el prólogo ideal para una noche de calor en todos los sentidos.

Comer es también una forma de erotismo. Lo que elegimos llevarnos a la boca puede nutrirnos y excitarnos. Este verano, además de broncearnos y mojarnos, podemos usarnos el uno al otro como menú, como postre, como manjar.

Regresar al blog